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viernes, 27 de diciembre de 2013

Fiesta de Reyes con nuestros mayores. Velada benéfica. Jiménez de Jamuz


                   
                                 Cartel de Eugenio Fernández.




                                 
         Estupenda velada que acogió a familias, amigos y niños en  torno a una causa tan noble como necesaria. Estar cerca de nuestros mayores, arropando la labor de quienes a diario concentran sus esfuerzos en hacerles sentir que son importantes en nuestras vidas, mientras les cuidan y les dan cariño, hace que me reafirme en mi creencia de que la condición humana, a pesar de otros desvaríos, sigue mereciendo mucho la pena.  Así que, gracias a Jorge, a Azucena, a los niños de Jiménez y a tantos otros que hicieron posible este pequeño milagro.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Un intruso en la escena II (artículo publicado en la revista científica Cuadernos de Criminología; QdC)

Abundemos un poco más en el artículo anterior. Resulta que el famoso principio de intercambio: “Quincumque tactus vestigia legat” (todo contacto deja un vestigio), es una realidad válida que robustece nuestra actividad investigadora; pero también –como ya dijimos- puede echarla al traste cuando somos nosotros mismos o nuestros colaboradores los que por ignorancia, accidental o imprudentemente, contaminamos su naturaleza.
Es inevitable, quien delinque y no, lo hace actuando materialmente sobre las cosas y en ese acontecer se produce ese mutuo intercambio de vestigios.
Éste se puede producir entre personas, entre personas y objetos, y entre objetos. Así estaríamos hablando de transferencia primaria, que es la que se da entre el agresor y la escena (y viceversa); el agresor y la víctima (y viceversa), o el investigador (u otros intervinientes) y la escena o la víctima (y viceversa). Pero aún habría una trasferencia secundaria, que sería la procedente de un contacto anterior. Qué ocurre, pues que, la existencia de esta última puede multiplicar la carga de trabajo, pero también el valor probatorio del rastro, de modo que en ciertas ocasiones nos permita relacionar varias escenas entre sí, esto es, las que han sido objeto de la acción criminal y las que pertenecen al entorno del autor. Claro que, sin nos fijamos detenidamente en lo dicho hasta ahora, y más concretamente en la trasferencia primaria que se produce entre el investigador y la escena o la víctima, detrás, hay algo que desnaturaliza el proceso de trasferencia y que, sencillamente, se traduce en contaminación. Las técnicas que hoy se utilizan en los laboratorios están tan desarrolladas que permiten un análisis diferencial y comparativo para casi todo, con su consiguiente coste, claro. Así que, razón de más para que su uso racional, pase necesariamente por evitar que con nuestra irregular actividad, ralenticemos los procesos cuando no los colapsemos. Llegado a este punto en el que teorizando hemos alcanzado la reflexión práctica del artículo anterior, solo resta poner coto a este desafuero y hacer una serie de recomendaciones que eviten el fiasco de la inspección. Por ejemplo, ya dijimos que, quien primero llega al lugar de los hechos, su actuación genérica, pasa por proteger la escena. Ello implica -aparte de comprobar visualmente la realidad del hecho criminal y detener al autor si aún estuviese allí, neutralizar riesgos y peligros inminentes, auxiliar heridos, tomar notas de los testigos y personal de distintos servicios que allí se encuentren, expulsar curiosos….-, también, el uso desde el principio y como mínimo de los guantes de látex, especialmente en los supuestos que excepcionalmente haya que manipular indicios y efectos del delito, en cuyo caso se hará siempre por los lugares menos frecuentes, tales como esquinas, aristas, partes interiores, etc.
Todos los indicios son importantes, pero quizás, desde hace una década, la tecnología del ADN ha adquirido un protagonismo especial cuando tenemos que recoger y analizar indicios biológicos de interés criminal. Hoy, podemos extraer material genético de cualquier indicio biológico (sangre, pelos, semen, restos epiteliales, saliva…, etc.) e incluso, con las nuevas técnicas de amplificación genética (PCR: o reacción en cadena de la polimerasa), a partir de cantidades mínimas de material genético –picogramos- o muestras de éste muy degradado, se ha conseguido una información muy precisa a cerca de la identidad de la persona de la que procede el indicio. Con lo que, resumiendo, el resultado de la prueba del ADN tendrá mucho que ver con la calidad de aquélla, pero más por cómo se realice la recogida y el envío al laboratorio. Además, la admisibilidad de la prueba por los tribunales, con garantía suficiente de autenticidad e integridad, pasa necesariamente por un filtro de calidad que se llama cadena de custodia. Como ya dijimos, la recogida de indicios requiere por lo general una correcta protección usando guantes, pero también mascarilla, gorro, calzas, y un mono desechable. Y, ya que los indicios biológicos ocupan un lugar relevante en la investigación criminal, diremos a mayores que, respecto de su protección, es importante dejar secar los rastros a temperatura ambiente, (para que no actúen los microorganismos) y sin exponer al sol (para que la radiación ultravioleta no degrade el ADN).
Una vez protegidos el paso siguiente es la recogida, con lo que, dependiendo del caso, es preceptivo el uso de envases limpios, porosos e independientes, como podrían ser las bolsas de papel o cajas cartón. Estos envases facilitan la transpiración y evitan la degradación que sí se produciría si el envase fuese de plástico.
Si el indicio es una mancha líquida de biológico, podemos recoger una muestra de aquélla con un hisopo, la dejamos secar a temperatura ambiente y se introduce en un recipiente de papel o cartón. En el mismo indicio pero con la mancha seca, podemos aplicar otro hisopo, pero esta vez humedeciéndolo en suero fisiológico, luego se deja secar y se introduce en un recipiente de papel o cartón como el caso anterior.
Puede ser una obviedad, pero no está de más recordar que no se debe hablar ni estornudar sobre las muestras; que se debe utilizar, en la medida de lo posible, material desechable y de un solo uso y que, siendo válido para la selección, manejo y recogida de todos los indicios que nos podamos encontrar, se deben recoger los mínimamente lógicos y cotejables, los que no cuadren en la normalidad de ese medio y los no reiterativos. El paso último para refrendar la cadena de custodia, sería el etiquetado y singularizado con referencia única, además del lugar exacto de procedencia.

Para finalizar y ya que estamos hablando de indicios biológicos, siempre que se pueda, se debe tomar un frotis bucal como muestra indubitada de referencia.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Filandón músico-literario en San Román de la Vega.

DOMINGO 27 DE OCTUBRE

17:00 HORAS. Salón del pueblo.

Filandón músico-literario que gira en torno a la trama que desarrolla la obra: "Escombros de la memoria".

"Los personajes, las gentes que pueblan el relato, transitan los espacios y los tiempos y se descubren en acabada trama y misterio".

"Y todo ello implementado por una trama criminológica desarrollada magistralmente por este singular tándem paramés, al más puro estilo Holmes-Watson".

El tercio se cierra con la musicalidad de romances y coplas interpretadas en torno al fuego otoñal.



             Pasado el evento, quiero dar mil gracias a toda la gente que acudió aquella tarde de domingo a "filar misterios, tradiciones y romanzas" con el esmero que precisan las cosas sencillas pero importantes. Mil gracias también a la Asociación Cultural Patrón de San Román por sus desvelos para que fuese prestosa la velía.

                             ¡Nos vemos en los filandones!

jueves, 26 de septiembre de 2013

Filandón músico-literario en San Adrián del Valle.

Bodega Doña Rosa
 SÁBADO 12 DE OCTUBRE.

Casa de Cultura (anexo a las escuelas) 20:00 h


Filandón músico-literario que tomará como referencia el libro de estilo costumbrista Escombros de la Memoria. Inauguramos así el tiempo otoñal desgranando historias del pasado, hiladas con la musicalidad de romances y coplas que nos conducirán por el camino de lo que somos.

Ahora sólo queda que se haga prestosa la velía


Y lo fue, vaya que lo fue. ¡Qué buen rato pasamos en la Villa de San Adrián del Valle! Localidad con unas resonancias históricas que, entre todos, pasamos a limpio; intercaladas por romanzas, imágenes para el recuerdo y los misterios propios de la noche de los tiempos. Desde aquí, quiero dar mi sincero agradecimiento a la gente que tuvo a bien compartir este ratito para la gloria; también quiero dar las gracias al Área de Cultura del Ayuntamiento de San Adrián, a Miguel Ángel, Moisés, José Luis...., por su ayuda y colaboración.






jueves, 12 de septiembre de 2013

Recital de Romances en Cebrones del Río (León)



         El pasado día 9 de agosto tuvo lugar un recital de romances y coplas en el patio trasero de las antiguas escuelas del pueblo. Mayores y niños participaron activamente del evento; al término del cual hubo pastas y refrescos para todos. Una estupenda velada que puso punto final al I Encuentro Cultural organizado por la Asociación Recreativa y Cultural "Los Cébridos"

domingo, 18 de agosto de 2013

Francisco Ramón Ramón presenta su libro "La Vida Cotidiana en el Páramo Leonés a mediados del siglo XX", en la V Semana Cultural de Valcabado del Páramo; y de aquí a su pueblo natal, Roperuelos del Páramo.


El pasado miércoles día 24 de julio, tuvimos una presentación de lujo durante la V Semana Cultural de Valcabado del Páramo. Francisco Ramón Ramón, nuestro vecino de Roperuelos del Páramo, nos vino a  presentar su libro.

"Un relato hecho con las cosas sencillas, pequeñas y cotidianas que van llenando y modelando nuestra vida, y la de los que nos rodean; o sea, la historia más cercana y auténtica".  Así lo describe el autor con gran acierto.





Sabias palabras a las que considero, al tiempo, una declaración de principios y un modo de adivinar la propia personalidad del autor. 

Enhorabuena y mil gracias.






Y de Valcabado a Roperuelos. Agosto de 2013







También en su pueblo natal, Roperuelos del Páramo, dimos buena cuenta de su excelente hacer, al que añadimos unas notas de musicalidad en forma de romanza; en el atrio fresco de su iglesia, lugar en el que se dieron cita familia, paisanos y amigos.



Una tarde de verano que aún resuena en el recuerdo.
Me alegra saber que esta primera singladura ya ha dado entrada a la segunda edición.



lunes, 1 de julio de 2013

Un intruso en la escena (artículo publicado en el número 10 de la revista científica Cuadernos de Criminología; QdC)

En QdC1 le dábamos las gracias a Edmond Locard por haber enunciado su famoso Principio de Transferencia (Quiscunque tactus vestigia legat): todo contacto deja su rastro. O dicho de otro modo, en la escena del crimen queda algo del delincuente y éste se lleva algo de la escena. Ahora bien, que no haya indicios físicos, no quiere decir que tengamos que dar carpetazo al asunto porque las vías de investigación se agotan a falta de aquéllos. Si no los hay materiales, podemos recurrir a los psicológicos (acuérdense de la película “Seven”) y llegar igualmente a una solución satisfactoria. Quiero pensar que, al final, todo es cuestión del empeño que se ponga en el trabajo. Seguro que quienes han tenido la  tarea de  investigar a diario durante años, habrán llegado a la modesta conclusión de que es difícil no encontrar algo, dígase fibras, sangre, cabello, célula humana etc., que vincule unívocamente al autor con el crimen. Puede que estemos hablando de células microscópicas, partículas pertenecientes a útiles, restos mínimos en definitiva que, de no hallarse, puede obedecer a dos causas fundamentales:
             1ª) La falta de instrumental que sea capaz de detectar, además de las células o rastros microscópicos, las huellas dactilares que se asientan en la ropa, en los soportes porosos e incluso en la propia piel.
              2ª) La falta de preparación o inexperiencia del investigador.
Ahora bien, dando por bueno que tenemos medios y experiencia suficiente para escrutar una escena criminal con garantía de éxito ¿Qué ocurre cuando aquélla se ve desdibujada o contaminada por todos aquellos profesionales que acuden antes que los especialistas de la policía científica, a realizar las actividades propias de su especialidad? Claro que, en esto los protocolos parece que lo dejan bastante claro aludiendo a un concepto teórico que cuesta no poco esfuerzo llevarlo a la práctica. Es la coordinación. Pero seamos claros, en ocasiones, cuando se comete un delito de cierta alarma social, dígase una agresión sexual, un homicidio, un asesinato….., la coordinación de la que hablamos, al menos en los primeros momentos del hecho, es difícil hacerla efectiva. Empezando por el propio círculo de personas que interrelacionan en primera instancia con el agresor o la víctima –que no tienen porque coordinarse ni falta que les hace-, continuando por los curiosos –que los hay a cientos-, siguiendo con los  medios de comunicación, servicios sanitarios, comisión judicial…, finalizando con los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y,  dentro de éstos, los que integran las distintas especialidades. Total, que cuando se produce un hecho en el que por ejemplo hay una importante cantidad de sangre esparcida por aquí y por allá, la escena, puede convertirse en un chapazal con romería incluida. Lógicamente esto supone una merma importante en la calidad que se persigue cuando se lleva a cabo la Inspección Ocular Técnico Policial. Por eso es fundamental que los funcionarios de policía que llegan primero al lugar de los hechos, adopten una serie de medidas de protección tendentes a la protección integral del lugar, evitando también  las ingerencias de personas no autorizadas. Pensemos que el escenario criminal y sus circunstancias, son una de las pocas fuentes de información donde el autor deja su tarjeta de visita, de modo que podamos relacionar su autoría con el hecho. Podremos tener excelentes maletines con reactivos, kits de recogida de muestras, pinceles, cámaras fotográficas y luz forense, pero si el pelo que tenemos que recoger del dorso de la mano de la víctima es de su vecino, la colilla del cenicero la dejó el policía, el médico forense o el propio juez, o las huellas lofoscópicas halladas en el auricular del teléfono son del médico del 112… ¿De qué coordinación estamos hablando? Sí, habremos acudido unos detrás de otros o quizás todos a la vez, cada uno habrá llevado a cabo su trabajo con exquisita profesionalidad. Nada qué decir, pero, la coordinación tiene que admitir ese plus de profesionalidad de hacer bien mi trabajo pensando en los que van a venir después, y ello supone no hacer desaparecer los indicios ni contaminarlos; preservar en la medida lo posible lo que me encuentro.
Es sencillo. A priori, colocarse unos simples guantes de látex, unas calzas o evitar dejar rastros innecesarios, es sinónimo de calidad. De eso hablamos cuando se gestionan bien los recursos humanos y materiales, cuando los trabajos están hechos por personal especializado que está sometido a una formación permanente y actualizada. Cuando los protocolos de actuación se adecuan lo más posible a los casos que se puedan dar, ya que su flexibilidad permitirá encajar dentro de lo razonable ciertos imponderables. También la famosa cadena de custodia es un hecho de calidad. Ésta garantiza la identidad y la integridad de los vestigios o muestras  que pueden ser fuente de prueba en un hecho criminal. Su adecuación desde el primer momento en que aparecemos en escena, es la mayor garantía de éxito de cara al proceso en su momento culmen: la recreación de la prueba con total asepsia en la vista oral.

Quién sabe, pero quizás Locard, consciente o no, ya contaba con los “intrusos de la escena criminal” cuando formuló  su otro axioma de que “no hay delitos perfectos sino mal investigados”.

miércoles, 22 de mayo de 2013

SACRAMENTAL 2013 EN ALTOBAR DE LA ENCOMIENDA

FILANDÓN MÚSICO-LITERARIO



Altobar de la Encomienda.
Sábado 8 de junio; 
20:00 horas.
Casa de Cultura


(...) Demetrio se acoda contra la columna del zaguán, se lleva el cigarro a los labios e inspira profundamente. Paladea el aroma que deja el humo del tabaco en su boca, casi lo mastica, hasta que decide exhalarlo soplando con ritmo tardo, como si no quisiese renunciar al gusto que le da la nicotina. La cortina de humo se deshace como la neblina a medida que se eleva. Entorna los ojos y escudriña entre las volutas el cortejo que representan dos palomas en el cerral del tejado de la señora Victorina. Son dos habituales. Cada tarde se hacen carantoñas y arrumacos a su manera; parecen muy enamoradas. Es su rinconcito para el amor. El palomo da pasitos cortos y se contonea cuando llega a la altura de su amada, ésta se muestra indiferente de momento. El aire gallardo del palomo se torna doliente. Al rato, la paloma se vuelve y le roza con su ala, inclina la cabeza y se adosa a su cuello. El palomo la rodea con sus alas poderosas. Ayer discutieron pero hoy parece que han hecho las paces. Se van (...)

viernes, 17 de mayo de 2013

FILANDÓN MÚSICO-LITERARIO EN SOTO DE LA VEGA

SAN ISIDRO 2013

MIÉRCOLES 15 DE MAYO A LAS 18:30 HORAS.


CASA DE CULTURA


Romances, coplas, costumbrismo y artes deductivas que dieron paso a un rico escabeche....



(..) Sacó el chisquero de gasolina, resbaló un par de veces el pulgar por encima de la piedra y dirigió la llama hacia la mecha que sobresalía por la punta del candil. Una tenue luz centelleante comenzó a alumbrar la fresca oscuridad de la bodega. Ambos encaminaron sus pasos hacia una antigua sisa que ahora hacía las veces de hogar; allí, al calor del fuego, comían cada tarde un cacho de pan, tomaban unos vasos de vino y, bajo el influjo que éste les provocaba, hablaban de lo divino y lo humano. (...)


Con la colaboración inestimable de la A.C Pendoneros de León.

lunes, 22 de abril de 2013

Filandón músico-literario en Maire de Castroponce (Zamora)


Costumbrismo, romances y artes deductivas en torno al "fuego de la memoria"




(...) El viento ya no es tan fuerte y un claro de luna hunde su luz hasta llegar al centro de la plaza en donde se iza el rollo del pueblo. Es de gran altura y elegancia, como símbolo del señorío y jurisdicción que debió tener en su día. Tiene un basamento cuadrado y gradas con tres escalones. El fuste es acanalado y por encima del capitel tiene una balaustrada adornada con una especie de gárgolas con cuatro cabezas de león. En el centro de la cornisa se yergue airosa y bien proporcionada la Cruz de Santiago. En torno a ella se anuda una soga de la que cuelga el cuerpo sin vida de Candelas Pérez Simón (...)

Extracto del libro Escombros de la Memoria.


Casa de Cultura, 11 de mayo de 2013


Filándón músico-literario en Cebrones del Río.

Acto de hermanamiento entre la A.C Los Cébridos y la A.C Ave Fénix de Valcabado. 


(...) Demetrio metió la llave de dientes en la cerraja, corrió el cabijón interior y abrió la puerta. Al bajar la escalera que comunicaba con la solera exterior, percibieron la caricia húmeda y fresca del ambiente, entremezclado por el fuerte aroma que desprende el vino cuando está madurando en el interior de las cubas (...)

Extracto del libro "Escombros de la memoria"


Cebrones del Río
20 de abril de 2013 a las 20:30 h.

domingo, 24 de marzo de 2013

Presentación del libro "Escombros de la memoria" en la librería Antares de Segovia.




 

Librería Antares

Presentación del libro  
“ESCOMBROS DE LA MEMORIA” 

Viernes 12 de abril a las 20:00 h.  “Filandón” músico-literario.

Librería Antares. Paseo Ezequiel González nº 31. Segovia.

Roberto nos arropa en el paisaje leonés que se torna más pletórico, si cabe, de su mano, convertido en escenario donde nos seduce con una prosa sencilla y esmerada, preñada de sensaciones que sólo el buen escritor     consigue y que destila un relato brillante, de impecable factura (..)

Fernando PÉREZ ÁLVAREZ. Director de CISE en la Universidad  de Salamanca

(..) Y todo ello implementado por una trama criminológica desarrollada magistralmente por este singular tándem paramés, al más puro estilo Holmes-Watson (Juan Herminio y Demetrio), junto a la que el autor ha conseguido ubicar las costumbres rurales (..)

Juan Francisco LÓPEZ GALLEGO. Periodista. Grupo Ical noticias


domingo, 3 de marzo de 2013

La muerte no es el final. (Artículo publicado en el número 9 de la revista científica Cuadernos de Criminología, "QDC".


El triunfo de la muerte”  Pieter Brueguel el Viejo 
Este es el título del himno laureado que recuerda a todos los que han caído por España. En su origen fue una canción que compuso el sacerdote vasco Cesáreo Gabaráin Azurmendi, y su propósito fue rendir homenaje a la memoria del organista de su parroquia, Juan Pedro, joven que falleció a la edad de 17 años.
Pero no, no es este el argumento del artículo, aunque sí la semántica de la frase en cuestión, constituyendo una metáfora criminalística de lo que supone la muerte asentada en una anatomía agotada.

Desde el punto de vista biológico la explicación de este fenómeno definitivo es rotunda: “
la culminación de la vida de un organismo vivo o incapacidad orgánica de sostener la homeostasis”. En Román Paladino: “el muerto al hoyo  y el vivo al bollo”. No hay opción, finito. Se acabó.
También caben otras visiones más o menos románticas, trágicas, e incluso esperanzadoras de este fenómeno que pone fin a nuestro peregrinar por esta feria. Lo que está claro es que no podemos pasar de puntillas por este hecho cierto. Tanto es así que el tránsito por la vida y su elemento más crucial al final de la misma, ha constituido un elemento recurrente por las más variopintas formas que adopta el arte. Échenle sino un vistazo, por ejemplo, al cuadro de Pieter Brueguel el Viejo, “El triunfo de la muerte”. Vale que la visión del pintor es un tanto apocalíptica; el lienzo es impasible a la hecatombe y la campana avisando del fin del mundo, marca el ritmo fúnebre de cada una de las escenas donde la muerte y su representación más iconográfica –el esqueleto y la guadaña-, amenaza  la existencia de las gentes de todo nivel, campesinos, soldados, nobles e incluso reyes. Nada ni nadie escapa al hecho de que, al final, la muerte, derrota a la vida. También la lectura que hacen del hecho algunas religiones, esconde un hilo de esperanza. Así, la religión cristiana considera la muerte “como el fin de la permanencia física del ser humano en su estado carnal.., el espíritu abandona el cuerpo físico que se deteriora y que es incapaz de sostenerse bajo las leyes de este universo finito, e inmediatamente vuelve a Dios” (Eclesiastés 12-7). Por lo tanto y desde este punto de vista, la creencia de una vida después de la muerte, no es un hecho aislado que le sea indiferente a la condición  humana, pues según ciertos estudios antropológicos, hasta los Neandertales ya practicaban estos entierros dedicados, albergando la maravillosa esperanza de volver a ser en otro estado, en otro tiempo y lugar.
Pero dejemos estos argumentos de fe para entrar en otros de contenido más somático que expliquen qué es lo que ocurre momentos antes del óbito, durante y después, hasta apuntalar de un modo lógico y científico, la mecánica de los acontecimientos que suceden en el perimundo del finado. Solo así podremos entender, y por ende explicar, cuál es la trama que se organiza en torno a esos minutos finales de una vida, valor supremo que explica la Tanatología Forense, o ciencia médica que estudia los fenómenos relacionados con la muerte que, junto a la Medicina Legal y Forense, interpretan las formas que adopta una estructura bioquímica que se rige por leyes físicas, químicas y biológicas que antes dotaban al organismo de equilibrio interno y que ahora, la dama de negro, sesgó de un plumazo ganándola para su mundo sombrío. Ahora bien, si este desequilibrio llega por un proceso normal, todo estará justificado conforme a una ley natural, pero si el desequilibrio tiene como desencadenante una muerte violenta o sospechosa de criminalidad, entonces tendremos que comenzar a leer el lienzo donde toma asiento la voluntad desquiciada de quien personaliza el odio fratricida, la venganza, el lucro…., ese potencial humano que responde, tristemente, a la dualidad de poder crear lo más bello o lo más execrable en toda su dimensión. Por lo tanto y a tenor de lo dicho, bien podremos deleitarnos con las creaciones más sublimes o bien interpretar las más atroces, pues son estas últimas las que guardan una explicación que aunque incomprensible y condenable desde un punto de vista ético, arrojan luz sobre la verdad criminal que se investiga. Eviscerar la  naturaleza muerta  es también la más bella expresión artística a la hora  de aclarar el fenómeno de la muerte, esa que tumbada en posición decúbito supino sobre la mesa de autopsias, y analizada, ya sea desde un punto de vista filosófico, religioso o criminal, responde a una misma realidad, una cesación total y definitiva de las funciones vitales del organismo. Solo que en Tanatología y en Medicina Legal y Forense se obra el milagro de viajar en el tiempo a fin de revivir el postrer momento que pone fin a toda una existencia, consiguiendo incluso descifrar enigmas de autoría.  Esta realidad, demostrable hoy científicamente, fortalece el significado implícito de esta frase tan esperanzadora: “La muerte no es el final”.

EL ADELANTADO DE SEGOVIA. RESEÑA


El Adelantado de Segovia
Literatura de Comisaría
Roberto Carro compagina su labor policial y docente con la producción novelesca, a la que además le dota de un fin benéfico para ayudar a la Asociación Española contra el Cáncer.
F. Descalzo - Segovia | 26/02/2013

48kama(101).jpgNadie mejor para hablar del mar, que un marinero. Y nadie más idóneo para escribir relatos de sucesos e intrigas, que un policía que imparte clases de Criminalística e Investigación. Es el caso de Roberto Carro Fernández, subinspector destinado en Segovia hace tres años y que ha publicado la novela ‘Escombros de la memoria’. Además de ser un relato imaginario, contiene pasajes costumbristas ambientados en su tierra natal, León, pero que pueden extrapolarse perfectamente con cualquier municipio segoviano.
Roberto Carro escribe también en la revista científica 'Cuadernos de Criminología' y ha participado en más de 30 actos académicos de universidades y centros de divulgación científica.
Su obra 'Escombros de la memoria' no la protagonizan los grandes héroes policíacos y superhombres típicos de los largometrajes americanos, sino personajes comunes que habitan cualquier aldea castellana.
El autor podría utilizar su capacidad literaria para ensalzar los cuerpos policiales, y hacer pensar que nadie más que ellos está capacitado para desentrañar negros sucesos. Pero deja en manos de los ciudadanos de a pie esa posibilidad. De este modo revela que en muchas ocasiones es el sentido común el que permite llegar a la clave para desentrañar sucesos y resolver enigmas.
También podría aprovechar la venta de sus libros para obtener un rendimiento económico. Pero ha preferido que tengan un fin benéfico y parte de la recaudación se destina a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Aún así, la novela tiene un precio bastante asequible: 15 euros, y está disponible en varias librerías de la capital.
Se trata, pues, de una literatura novedosa, aunque basada en ambientes tradicionales, donde el lector puede tener la capacidad de identificar a los personajes protagonistas. Además, el autor consigue hacer un homenaje a los clásicos de la novela policiaca del estilo de las de Sherlock Holmes o de Guillermo de Baskerville, protagonista de 'El nombre de la rosa'.

'Escombros de la memoria' ha sido presentada ya con gran éxito en la Semana Negra de Gijón, y cuenta con la bendición de diversas instituciones como el Instituto Leonés de Cultura

martes, 15 de enero de 2013

La fealdad del delito (artículo publicado en el número 7 de la revista científica QdC)


Fray Guillermo de Baskerville y Adso de Melk
El otro día volví a ver “El nombre de la Rosa”. He de reconocer que la versión cinematográfica del libro homónimo del escritor italiano Umberto Eco, me sigue fascinando tanto como el primer día que tuve ocasión de ver la película. Digamos que Fray Guillermo de Baskerville, interpretado magistralmente por el insigne Sean Connery, me atrae irreversiblemente; su perfil de hombre inquieto, despierto, tenaz en sus propósitos, sus deducciones lógicas y perspicaces, ponen luz a un escenario lúgubre, siniestro, donde la muerte y sus misterios se escurren por las frías estancias de una abadía benedictina enclavada en los Alpes italianos. Y ahí es donde llega este monje franciscano en compañía de su acólito Adso de Melk, para arrancar una explicación lógica a las amenazadoras muertes que últimamente están asolando a toda la congregación. Lo cierto es que, la presunta trama criminal, se desarrolla y  va pareja a la organización de una reunión que ha de tener lugar en aquel enclave, entre los Delegados del Papa y los líderes de la orden franciscana. En ella se ha de discutir sobre la supuesta herejía que una rama de los franciscanos promueve: la doctrina de la pobreza apostólica.
En realidad el verdadero interés y grueso de la cinta versa sobre esa serie de muertes insólitas, tan endiabladamente confusas y prolíficas que hacen pensar a los monjes en un final apocalíptico. Pero toda la sin ranzón que rodea a estos hechos siniestros se ve, paso a paso, atenuada por labor investigadora de este Sherlock Holmes de la Edad Media. El método científico de Guillermo, se va haciendo sitio en la regla de silencio y fanatismo religioso que representa Jorge de Burgos, el anciano bibliotecario de tez blanquecina y fúnebre, cuyo celo por la norma va más allá de la realidad que le oculta su ceguera.
Desde el comienzo adiviné que, a medida que se iban sucediendo las escenas en que aparecía un nuevo monje integrante de aquella comunidad, su aspecto físico, y más su estructura facial, me llevaban inevitablemente a recordar ese enfoque antropológico que sirvió a Cessare Lombroso para enunciar su tipología de delincuentes en la que se destaca, por la parte que ahora toca, el delincuente nato o atávico; excepción hecha, claro está, para nuestro protagonista el franciscano Guillermo y su  ayudante Adso. Había que verlo; comenzando por el propio Abad, continuando por Severino (el herbolario); Malaquías (el bibliotecario); Berengario (ayudante del bibliotecario); Venancio (el traductor de griego); Remigio (el cillerero); y Salvatore…, qué decir de Salvatore,  (ayudante de Remigio)…, todos, tenían a priori, en mayor o menor medida, el perfil que siempre hubiese soñado, para refutar su trabajo, el padre de la Criminología: Cesare Lombroso. Si buscabas protuberancias craneales al estilo de Vilella, pómulos salientes, porte siniestro…., en fin, anomalías anatómicas, cierta fealdad en definitiva, pues, resulta que cualquiera de aquellos monjes podrían ser autor/es de cualquiera de los crímenes que se estaban produciendo. Difícil trabajo para Guillermo si hubiese tenido como método de investigación una parte de las teorías y postulados que en el siglo XIX hicieron famoso a Lombroso.
Salvatore
  Pero estamos en el invierno de 1327 y el determinismo y la influencia genética aún están lejos de aparecer en escena; seguro que también ese método científico y razonamiento deductivo usados con habilidad por Guillermo para resolver tanto misterio, recordando por momentos las mismas habilidades utilizadas por Sherlock Holmes. Pero la cientificidad de su método -extemporáneo o no- deja en la cuneta esos otros que como la frenología, quisieron hacer un paralelismo entre personalidad y las  formas y protuberancias del cráneo. Guillermo sabe –el espectador lo deduce- que la explicación pasa por algo más pragmático que la sola apariencia física que destila fealdad y, seguro, una autoría basada en la repulsión que ello representa. A ver quién no pensó en algún momento de la trama que, Berengario, ese monje gordinflón, con cierto aspecto funesto, dado a las pasiones mundanas más prohibidas, no encarnaba el perfil de asesino ideal. Y de Salvatore…., quién no pensó que Salvatore era -aparte de hereje-,  un esquizofrénico paranoide y borderline con propensión al delito.

Guillermo, en su caminar por la escena criminal que se abre, encuentra las dificultades propias de una estricta orden religiosa que pone límites y censura a la libertad de pensamiento. Solo la compostura debe ser permitida. Pero la contradicción viene de la mano del innato interés del hombre por saber más; incluso a riesgo de juguetear con  lo prohibido. Ese afán de conocimiento seduce a los monjes más inquietos que alimentan su pasión bebiendo del libro II de la Poética de Aristóteles, donde el filósofo defiende la comedia y el humor, cuestionando así los absolutos establecidos. Lo que no saben es que las páginas del anhelado texto están impregnadas de un veneno que pone fin a su pecaminosa codicia de sabiduría. El prudente método utilizado por Baskerville, concluye y dice que, todos los monjes que de un modo u otro accedieron al texto prohibido,  encontraron descanso en el corral del silencio.

            -Querido Adso, has de saber que “el delito es feo por lo que representa socialmente, pero no necesariamente quien lo ejecuta. La belleza para combatirlo viene de la mano del conocimiento mesurado”.